Virginia Woolf es mi escritora –mujer- favorita. Su obra me apasiona y sin duda le dedicaré más de un post en el futuro. Pero este día no hablaré de su obra. Me dedicaré a escribir sobre su vida. Virginia Woolf tuvo una existencia tormentosa.
Cuando Dios le da a uno un don, también le da un látigo. Y el látigo sirve sólo para auto flagelarse. Escribió Capote y en Woolf, eso se ve muy claro. Una mujer brillante, culta y con gran talento para las letras, vivía atormentada por algo que la enloquecía; su propia mente. Toda su vida Woolf se enfrentó a depresiones, voces inexistentes y estados de ánimo que la orillaban a terribles sufrimientos.
En su época no había un término para describir el padecimiento de Woolf. Algunos decían que se debía a una sensibilidad extrema. Tal vez no estaban tan equivocados. Hoy se puede afirmar que Woolf padecía trastorno bipolar.
El 28 de marzo Virginia Woolf llenó su abrigo de piedras y se lanzó al rio Ouse. Murió ahogada.
En una carta a su esposo, Woolf escribió que no podía soportar una nueva etapa de locura. Hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Si Virginia Woolf viviera en nuestra época, la historia podría haber sido distinta. Diagnosticada y medicada quizás Virginia habría logrado librarse de su látigo. Pero ¿qué habría pasado con su don?
¿Se puede librar uno de su látigo sin perder el don? Y si al perder el látigo también se pierde el don ¿cuántos estarían dispuestos a continuar con el flagelo?
**Si tú como Atl quieres publicar en este blog, envía tus escritos culturales a contacto@letrasvoladoras.com
2 comentarios:
VIRGINIA WOOLF ES MI ESCRITORA FAVORITA TAMBIÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉN!!!
Es lo mas increíble que he leido en mi vida, y después Capote, me caes muy bien.
crees q se hubiera dejado medicar aun estas epocas?? yo no lo creo...
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